miércoles, 8 de enero de 2014

HONRA A TU CUERPO.

Para nadie es un secreto que lo que está ocurriendo con nuestra mente se verá reflejado en nuestro cuerpo. 
Somos un ente único e indivisible que responde con todo su ser ante las situaciones que la vida le depara. 
Es imposible evitar que emociones o pensamientos incidan directamente sobre la salud y el cuerpo físico, al mismo tiempo que es imposible separar el efecto en la salud mental y emocional que ha de generar el estado y las condiciones físicas de una persona.
Entendiendo esta característica, es importante destacar que el proceso para propiciar una salud integral debe englobar tanto el cuidado y sano manejo de nuestras emociones, como la atención y dedicación que debemos dar a nuestro cuerpo.
Con esto quiero destacar que todo aquello que podamos hacer en beneficio de nuestro cuerpo físico, bien sea en pro de mejorar la belleza, tonificar los músculos, hasta el sólo placer de sentir y disfrutar de un buen descanso corporal, va a redundar en un estímulo positivo a nuestra salud mental y equilibrio emocional.

HONRA TU CUERPO
El mensaje es claro, se trata entonces que para una salud mental y emocional, hay que darle al cuerpo la importancia que tiene y esto hay que entenderlo desde una perspectiva integral, que ha de englobar una alimentación sana y disciplinada, un espacio para el ejercicio físico, una adecuada atención a la estética y belleza física y por supuesto un tiempo para la relajación y el descanso.
De nada vale, una inversión en una liposucción si no corregimos el hábito de alimentación. Muy poco ayuda el ejercicio físico si no presto atención a mi estética. Hacer una dieta sacrificada y no poner en movimiento los músculos probablemente deje una fea flacidez corporal. De manera que hablar de honrar el cuerpo es honrarlo en todo su ser, no ayudarlo por una parte, mientras que por otra lo destruyo. Aunque suene algo gastado, no hay duda que “para tener una mente sana necesitamos un cuerpo sano”.

La alimentación:
La manera como nos alimentamos responde a un aprendizaje inconsciente que hemos transformado en hábito, como la mayoría de los actos que realizamos. Por ejemplo, no puedo dejar de comer hasta que el plato esté completamente vacío, aunque ya haya saciado el hambre. Esto puede ser un aprendizaje en respuesta a un mandato recibido reiteradamente de niño como “dejar comida es un pecado”. O el acto inconsciente de vivir “picando” todo el día y después afirmar convencido que “casi no como”.
No se trata aquí de determinar qué y en qué cantidades comer. Por supuesto es muy importante crear conciencia del tipo y cantidad de alimento que ingerimos y procurarnos de una alimentación sana y balanceada, para lo cual podemos guiarnos por un especialista en nutrición. Lo que si quisiera resaltar aquí es el Cómo lo hacemos, cuáles son nuestras creencias acerca de las comidas y bebidas, cómo es el tiempo que dedico al momento de comer y el desarrollo de patrones alimentarios, es decir, la manera de ejecutar esta actividad.
Es importante que el momento de comer se haga sin apuros, en el lugar adecuado y en perfecta armonía. Se ha de tratar en todo lo posible de evitar comer en un ambiente estresante, oyendo o viendo noticias desagradables, de pié con una “bala fría” porque no alcanza el tiempo, en el mismo escritorio donde trabajamos, etc. Mientras comemos debemos estar concentrados primordialmente en la comida y en el acto mismo de comer y disfrutar de ese acto como un ritual que merece respeto.

El ejercicio:
Aunque particularmente odio las actividades fisicas creo mas bien que es por falta de costumbre en mi caso particular, debo de admitir que es conocido que el ejercicio es por sí sólo una excelente terapia para el Sistema Nervioso. Sin embargo, muchos lo dejan de un lado considerando que es muy grande el esfuerzo que han de hacer, que el tiempo no les alcanza, o innumerables excusas asociadas al hecho de ver al ejercicio como una obligación y no como un disfrute y un cariño a ese templo que llamamos Cuerpo.
Hacer ejercicio no es necesariamente pertenecer a un gimnasio o dedicarse a una actividad forzada y agotadora. Se trata de poner al cuerpo en movimiento, y para ello basta con caminar, pero disfrutando ese caminar. No es “yo hago mucho ejercicio porque mi trabajo es caminar” o “porque me voy a pié a mi trabajo”. Es darse por entero a ese momento con la conexión mente cuerpo y la sensación de su bienestar. Es disfrutar el momento sin abusar del cuerpo físico. Si resulta incómodo el caminar hay alternativas igualmente saludables como hacer bailoterapia, nadar, practicar yoga o Tai chi.

Un espacio para la estética:No cabe duda que la belleza exterior es un reflejo de una salud interior tanto física como emocional. Nuestra salud y belleza están ligadas. No se puede criticar a una mujer porque desea subir su busto, hacerse una cirugía para corregir o mejorar alguna parte de su cuerpo. Todo lo contrario si el efecto tiende a darle un auge a su autoestima en una sociedad donde la belleza juega un papel importantísimo.
Factores que vienen desde el nacimiento, el clima, la mala alimentación, el tipo de piel, van a incidir en la belleza física. Sin embargo hoy existen una gran cantidad de alternativas que están al alcance de la mayoría de las personas y que pueden ser utilizadas con el objeto de mejorar la apariencia física. Si bien es cierto que muchas opciones pueden resultar muy costosas, no es menos cierto que hay opciones para todos los estratos.
Cuando se habla de estética no necesariamente hay que referirse a la cirugía. Se trata también del cuidado de la piel, los dientes, el modo de vestir, los detalles, etc.
Para nadie es un secreto el proceso psicológico que enfrenta un adolescente que ve como su cara se deteriora como consecuencia del acné. Problema que muchas veces le deja marcas no solo físicas sino severos trastornos emocionales. De igual manera se puede captar el cambio positivo en un adolescente o adulto que corrige una deformación en sus dientes o que mejora su estilo de vestir.
No importa el sexo, la edad o el rol que se desempeñe, el cuidado de la apariencia física siempre jugará un papel importante en la autoimagen y la autoestima.

La relajación y el descanso:
El estilo de vida moderno, cargado de tensiones y presiones pone estrés en nuestro cuerpo y mente, y precisamente el estrés es una de las principales causas de los problemas de salud, siendo incluso por sí mismo generador de múltiples enfermedades por alteración del Sistema Inmunológico. Algunas personas se acostumbran a mantener tal estado de tensión que ni siquiera son capaces de pensar que pueden hacer actividades que rebajen esas tensiones y le devuelvan la tranquilidad, o ven como modas o actividades sin sentido muchas de la variedad de alternativas que existen para darle al cuerpo su merecido descanso.
Siempre corriendo, siempre con prisa, siempre haciendo algo y a veces muchas cosas a la vez, “peleando con el tiempo”, resolviendo los problemas en el trabajo, en la casa, etc. Sin darnos cuenta que de esta manera acortamos la vida. Que el impacto en la salud física y mental es muy alto y que el cuerpo pronto empezará a pasar la factura.
Cuando se mantiene la vida bajo estrés es difícil concentrarse, la ansiedad aumenta, nos volvemos irritables. También desperdiciamos nuestra energía porque los músculos al estar más tensos usan más energía. Vale la pena detenerse un poco y ver qué tiempo le damos al descanso, cuántas horas se duermen.
Hay muchas maneras de darle al cuerpo un trato que redunde en una mejor tranquilidad emocional. Por supuesto hay que dormir el tiempo suficiente que permita la recuperación de la energía luego de un día de actividad. Es cada vez más reiterado los beneficios que otorgan unos minutos diarios para meditar o sencillamente relajarse haciendo una desconexión con las responsabilidades rutinarias. O el inmenso placer que da al cuerpo y la mente un agradable masaje terapéutico. Estas actividades de dedicación al descanso y a la caricia mental y corporal, generan efectos positivos tanto a nivel físico como mental.

Por último y tan importante como los aspectos mencionados están el placer y el disfrute de hacer estas actividades. Con el entusiasmo del amor a sí mismo, no es comer por comer, hacer ejercicios porque me lo manda el doctor, mejorar mi apariencia porque mi pareja me está dejando de querer o darle el descanso o el cariño a nuestro cuerpo porque los dolores corporales ya no los soportamos. La esencia está en disfrutarlos con todos los sentidos y la firme creencia que todo lo que hacemos por nuestro cuerpo y nuestra mente es porque así lo merecemos.

lunes, 6 de enero de 2014

AMAR Y TOLERAR NO SON SINÓNIMOS.

Estar inmersa en una relación donde es mayor el sufrimiento y la angustia que el placer de convivir con otra persona. Esas relaciones que se desarrollan en un clima de infidelidades, celos, gritos, reproches, insultos y hasta maltratos físicos o verbales, seguidos en el mejor de los casos, de un arrepentimiento o perdón para luego repetir una y otra vez el mismo guión de la insana relación.

En ese darse cuenta escuchamos afirmaciones como “se que debo dejarlo pero no puedo”, “el problema es que lo amo mucho”, “estoy segura que él me ama, pero tiene problemas y no quiere recibir ayuda” y muchas otras parecidas, que encierran a la persona en una angustia mayor por saber que las cosas andan mal pero no sabe qué y cómo hacer para que cambien.


Culpemos al amor:Como también es común en nuestra cultura, alguien o algo ha de hacerse responsable o culpable por las cosas que nos suceden. Así que ¿por qué no atribuirle al “amor” esa razón que lleva a una persona a sufrir?
Si bien es cierto que el amor es un sentimiento y como tal se pudiera afirmar que no está sujeto al control racional, quién ha dicho que a cuenta del amor ha de aceptarse el sufrimiento. Una cosa es amar y otra cosa es que a cuenta del amor se lleguen a tolerar situaciones que van en contra de la integridad de uno mismo. Amar y tolerar no son sinónimos, tolerar es una decisión de aguantar, de soportar, de resistir una carga. Si el amor es así de pesado, bien vale la pena decidir no cargarlo y acabar con la relación, de lo contrario las consecuencias irán empeorando y se hará cada vez más difícil romper ese círculo vicioso.

Perder el Objetivo:Dos preguntas me gusta precisar cuando hablo con una persona que inicia y decide mantener una relación de pareja: ¿para qué decidió vivir en pareja? y como consecuencia y en concordancia con la respuesta ¿qué significa para ella una relación sana?. En otras palabras, como cito en mi artículo “¿Hasta que la muerte nos separe?”, siempre que decidimos vivir en pareja es porque tenemos un proyecto de vida en el cual queremos tener a nuestro lado a alguien para compartir nuestra vida y generalmente para construir una familia, y en ese proyecto también aspiramos que la relación con esa otra persona a quien hemos elegido para tal proyecto, nos brinde amor, compañía, presencia, respeto, disfrute, hijos, solidaridad, etc.
Sin embargo y a pesar que las respuestas suelen coincidir en el objetivo citado, la realidad nos enfrenta con relaciones donde hay sexo pero no hay placer, hay compañía pero no hay respeto, hay hijos pero no hay un compartir, hay desequilibrio en las responsabilidades y poca solidaridad.¿hay amor?. Lo que si es seguro encontrar son sentimientos de rabia, ansiedad, impotencia, desesperación, desvalorización, falta de confianza y frustración.

Teniendo claro el objetivo y cómo es el camino, entonces es fácil determinar cuando estamos en el barco equivocado y en consecuencia darnos cuenta que el destino será distinto al originalmente trazado. O el capitán vira el curso o nos toca cambiar de barco.

No es difícil encontrar que el elemento de mayor peso que lleva a una persona a aceptar este tipo de relaciones, tiene que ver con el valor que se ha dado a sí misma, al extremo de creer que no será capaz de encontrar otra persona que pueda valorarla y quererla. De esta manera se encuentra con alguien que se encarga de llenarla de críticas, insultos y toda clase de mensajes negativos que son asumidos como auténticos en su muy deteriorada autoestima. Al extremo que no sabría que hacer cuando se presenta otra persona que contradice los juicios negativos que tiene sobre sí misma.
A través de la historia individual las personas venimos recibiendo mensajes y viviendo experiencias que dan lugar a generalizaciones que se transforman en las “verdades” de la vida par cada quien. Solemos escuchar a mujeres afirmando creencias como “ya no hay hombres disponibles, o están casados o son homosexuales”, “si me cela es porque me quiere”, “el amor lo puede todo y se que cambiará”, “en toda relación hay uno que ama más”, “hay que sacrificarse por los hijos”, etc. Si a estas creencias le sumamos la baja autoestima, obviamente será muy difícil enfrentar los miedos que se conectan a la pérdida de la relación.

Evidentemente el miedo que se presenta tiene que ver con el miedo a la soledad y el temor de no ser capaz de conocer a otra persona que le brinde una sana compañía. Y en casos más patológicos el miedo ante amenazas de agresión a la pareja o a sí mismo, llegando en estos casos a la coerción a través de constantes amenazas utilizando el miedo para controlar a la otra, como el caso de amenaza de suicidio si lo dejan, que la va a dejar de querer, que va a contar sus secretos, etc.

Por supuesto también unido a las variables anteriores, donde encontramos a una mujer que ha vivido aprendiendo que el hombre tiene derechos que ella no posee. Creciendo en una sociedad que sigue reforzando al machismo, empezando por la misma mujer que lo critica, pero que educa a sus hijos quitándoles toda responsabilidad en el hogar por ser cosas de mujeres y hasta delegándolas en las hermanas. Donde se celebra que el hijo varón tenga más de una novia y hasta le llegan a expresar abiertamente a las hijas que “a los hombres hay que aguantarles muchas cosas” trasladándole a esas hijas el miedo e indecisión que han llevado en su propia relación.



Desde mi juicio el elemento más importante en esta situación es aceptar responsablemente que todos tenemos el poder para realizar un cambio, que es absolutamente falsa la idea de que podemos cambiar a la pareja. De ese cambio sólo él podrá hacerse responsable.

Qué hacer?:Sí como hemos visto, las razones fundamentales que llevan a una persona a aceptar este tipo de relaciones insanas y tormentosas tiene su base en la autoestima, el miedo y las creencias, es lógico también suponer que el proceso empieza por la reflexión de la persona sobre el valor que se tiene a sí misma, y que ha de comenzar un trabajo individual que la ayude a desarrollar una autoestima sana, que la persona aprenda a valorizarse íntegramente, que se sensibilice frente a sí misma, que despierte su asertividad y su autorespeto. Un trabajo que también la ayude a encontrar y modificar las creencias que se esconden como verdades en su impresión de la vida y por supuesto aclarar sus miedos que son en definitiva los que ha de enfrentar con valor, entendiendo que esta emoción o sentimiento es imposible no sentirlo ante cualquier incertidumbre que acompaña todo proceso de cambio.
En otras palabras, es fundamental sanar heridas propias antes de intentar sanar las de la relación, de lo contrario se pondrán solo parches o se recaerá en otra relación de características similares.
Si ya se ha dado cuenta que está soportando a su pareja, en lugar de amándolo, lo mejor es actuar. Si ha hecho todos los intentos con pocos o nulos resultados, es momento de convencerse que la relación no va en el rumbo deseado y lo mejor es terminarla y vivir el dolor de la pérdida, que con toda seguridad lo sanará el tiempo y se abrirá el camino para una nueva y sana relación.

Cuando el juego es de los dos:Igualmente estamos ante una relación insana cuando ambos en la pareja se han acostumbrado al juego de vivir en el maltrato, las peleas frecuentes y por tontos motivos, gritos e insultos, celos, distanciamiento y silencios entre ellos, en fin, aquellas cosas muy distintas a las que planearon en su objetivo de vivir en pareja.
Siempre es importante darnos cuenta que para jugar se necesitan dos. Por lo tanto el darse cuenta debe venir acompañado con el retiro del juego. Aquí si se puede plantear que además del trabajo individual ambos estén de acuerdo en buscar quien los ayude a encontrar el retorno al camino, o en algunos casos a canalizar sanamente la inevitable separación.