No finjas una sonrisa por hacer feliz al
otro porque en vez de hacerle un bien le haces sentir miserable. No
finjas una sonrisa por obtener algún beneficio.
Las sonrisas no deben ser contaminadas
con el oscuro lodo del fingimiento. Las sonrisas se han hecho para
emitir las más hermosas ondas de alegría fortuita y pacífica.
No pienses que una sonrisa solucionará
tus problemas con la realidad. Afronta los problemas, no huyas de ellos,
recuerda que a medida que pasen los días esa dificultad se hará más
difícil de solucionar.
Añora sonreír con lo más profundo de tu
ser. Añora sonreír con los ojos brillando de ilusión por la vida. Añora
sonreír con una sonrisa sincera que mane del corazón.
A diario vemos personas sonreír. ¿Te has
preguntado si esas sonrisas son sinceras, verdaderas, innatas,
auténticas? Vivir fingiendo no es vivir, no finjas una sonrisa cuando el
deseo más remoto que tienes es el de llorar. No finjas estar bien
cuando en realidad estás mal.
Somos hermanos comparte tu tristeza,
angustia no la dejas en tu mirada vacía. No permitas que te carcoman las
ilusiones de vivir. Has saber a un amigo(a)la razón de tus tristezas,
si es tu verdadero amigo(a)te escuchará atentamente y luego ambos
buscarán una solución. Pero por lo que más quieras no finjas una sonrisa
ni te quedes solo(a) en medio de la tristeza.
El acto de sonreír es desde ya un hecho
puro. Los bebés, por ejemplo, sonríen no solo con los labios sino
también con los ojos. Cuando quieras descubrir si alguien finge una
sonrisa, observa su mirada, si de ésta mana vida es porque es una
verdadera sonrisa.
No seas solo espectador. Actúa, si en
tus manos está ayudar a esa persona, hazlo. Créeme que con el simple
hecho de escuchar ayudas de una manera extraordinaria a tu prójimo. No
tienes ni la más mínima idea de cómo ayudarías. Escuchar es un don que
muy pocos desarrollan pero el que lo hace tiene una ventaja competitiva
incomparable.
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