miércoles, 24 de octubre de 2012

NO FINJAS UNA SONRISA

Nunca finjas una sonrisa. Las consecuencias de tan pequeño acto podrían resultar difíciles de borrar. No finjas una sonrisa cuando en tu interior las lágrimas desean salir despavoridas.
No finjas una sonrisa por hacer feliz al otro porque en vez de hacerle un bien le haces sentir miserable. No finjas una sonrisa por obtener algún beneficio.
Las sonrisas no deben ser contaminadas con el oscuro lodo del fingimiento. Las sonrisas se han hecho para emitir las más hermosas ondas de alegría fortuita y pacífica.
No pienses que una sonrisa solucionará tus problemas con la realidad. Afronta los problemas, no huyas de ellos, recuerda que a medida que pasen los días esa dificultad se hará más difícil de solucionar.
Añora sonreír con lo más profundo de tu ser. Añora sonreír con los ojos brillando de ilusión por la vida. Añora sonreír con una sonrisa sincera que mane del corazón.
A diario vemos personas sonreír. ¿Te has preguntado si esas sonrisas son sinceras, verdaderas, innatas, auténticas? Vivir fingiendo no es vivir, no finjas una sonrisa cuando el deseo más remoto que tienes es el de llorar. No finjas estar bien cuando en realidad estás mal.
Somos hermanos comparte tu tristeza, angustia no la dejas en tu mirada vacía. No permitas que te carcoman las ilusiones de vivir. Has saber a un amigo(a)la razón de tus tristezas, si es tu verdadero amigo(a)te escuchará atentamente y luego ambos buscarán una solución. Pero por lo que más quieras no finjas una sonrisa ni te quedes solo(a) en medio de la tristeza.
El acto de sonreír es desde ya un hecho puro. Los bebés, por ejemplo, sonríen no solo con los labios sino también con los ojos. Cuando quieras descubrir si alguien finge una sonrisa, observa su mirada, si de ésta mana vida es porque es una verdadera sonrisa.
No seas solo espectador. Actúa, si en tus manos está ayudar a esa persona, hazlo. Créeme que con el simple hecho de escuchar ayudas de una manera extraordinaria a tu prójimo. No tienes ni la más mínima idea de cómo ayudarías. Escuchar es un don que muy pocos desarrollan pero el que lo hace tiene una ventaja competitiva incomparable.

Desea sonrisas nuevas, frescas que irradien lo que en tu interior se almacena. Dios desea ser la razón de una de ellas, en realidad desea ser el autor de la más grande que en tu ser puedas cobijar.

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